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BPM

BPM: diseño integral de procesos

La Gestión de Procesos Empresariales (BPM) es una disciplina que se sumerge de lleno en la estructuración y optimización de los procesos operativos de una organización. BPM no solo se trata de mejorar procesos existentes, sino de diseñarlos desde cero, creando flujos de trabajo eficientes y adaptativos.

BPM implica la creación de modelos visuales que representan gráficamente cada paso de un proceso. Esto facilita la comprensión y la identificación de oportunidades de mejora.

La automatización de procesos es una parte integral de BPM. La tecnología se utiliza para ejecutar tareas repetitivas de manera eficiente, reduciendo el margen de error y mejorando la consistencia.

La gestión de procesos implica el establecimiento de indicadores clave de rendimiento (KPI) para medir y monitorear la eficiencia y el impacto de los procesos en tiempo real.

Mejora Continua

Mejora Continua: refinando procesos existentes

La Mejora Continua, por otro lado, se enfoca en hacer ajustes y refinamientos constantes en los procesos existentes para lograr mejoras incrementales. Es una mentalidad arraigada en la cultura empresarial que busca identificar oportunidades de mejora y fomentar la innovación constante.

La Mejora Continua se basa en el ciclo PDCA (Planificar, Hacer, Verificar, Actuar), que impulsa la toma de decisiones informada y la adaptabilidad constante.

Involucrar a los empleados en el proceso de mejora es esencial para la Mejora Continua. Las ideas y la retroalimentación de quienes ejecutan los procesos a diario son fundamentales.

A diferencia de BPM, la Mejora Continua se centra en pequeñas mejoras constantes en lugar de cambios radicales. Este enfoque gradual es menos disruptivo y permite una adaptación más suave.

Comparativa

BPM vs. Mejora Continua

Tanto BPM como la Mejora Continua comparten la orientación al cliente. Ambos enfoques buscan satisfacer las necesidades y expectativas del cliente de manera más efectiva.

Ambos requieren una cultura organizacional que valore la mejora constante. La mentalidad de buscar siempre formas de hacer las cosas mejor es un denominador común.

En lugar de ser excluyentes, BPM y Mejora Continua pueden complementarse mutuamente. La estructura rigurosa de BPM puede sentar las bases para mejoras incrementales, mientras que la Mejora Continua puede infundir flexibilidad y adaptabilidad en los procesos BPM. En última instancia, una organización exitosa puede integrar estas estrategias para alcanzar una eficiencia operativa óptima y una cultura de mejora constante.